En el Libro Blanco de la Atención Temprana (2000) se entiende como Atención Temprana “al conjunto de intervenciones dirigidas a la población infantil de 0-6 años, a la familia y al entorno, que tienen por objetivo dar respuesta lo más pronto posible a las necesidades transitorias o permanentes que presentan los niños con trastornos en su desarrollo o que tienen riesgo de padecerlo. Estas intervenciones, que deben considerar la globalidad del niño, han de ser planificadas por un equipo de profesionales de orientación interdisciplinar o transdisciplinar”.
La detección precoz va dirigida a identificar a los niños con TEA tan pronto como sea posible para comenzar un programa de estimulación. Cuanto antes se inicie mejor será el pronóstico y la evolución del niño.
Los programas de atención temprana abordan distintas áreas funcionales con el objetivo último de estimular el desarrollo global del niño reduciendo la sintomatología asociada al TEA y mejorando así su pronóstico y evolución futura.
Dos de los principales objetivos de todos los programas de atención temprana son:
- Crear motivación hacia la interacción.
- Dotar de su sistema de comunicación.
Aunque como meta más deseable siempre es la adquisición del lenguaje oral antes de que éste comience a aparecer (y en los casos en los que esto no ocurre) se debe trabajar la comunicación, uso de la mirada, atención conjunta y acción compartida e impulsar el empleo de sistemas aumentativos/alternativos de comunicación. Dotar al niño de un sistema o medio de comunicación que le permita expresar sus necesidades y deseos es un objetivo fundamental.
Ocupan también un lugar muy destacado en los programas de atención temprana las capacidades de juego y uso funcional de objetos. Estos programas parten de la enseñanza del uso funcional de juguetes y objetos cotidianos para ir, poco a poco, descontextualizando su función hasta llegar a utilizarlos de manera simbólica. Es característica de los niños con TEA la presencia de un juego pobre, limitado y repetitivo caracterizado por la manipulación poco funcional y auto-estimulatoria de los objetos.
Los programas de atención temprana también deben incluir asesoramiento y formación a las familias. Que los padres aprendan estrategias y pautas de actuación que los ayuden a enfrentarse a problemas cotidianos ya que con frecuencia los niños con TEA tienen alteraciones de sueño, alimentación, dificultad en el control de esfínteres, etc.