Autor: Editorial GEU

Líderes en Atención a la Diversidad.

La aversión sensorial a los alimentos: consejos sobre selectividad alimentaria

aversión a los alimentos en niños

En el post de hoy, hablamos de la aversión sensorial a los alimentos en niños y te damos algunos consejos sobre la selectividad alimentaria.

¿Qué es la selectividad alimentaria?

La selectividad alimentaria es el rechazo a determinados alimentos ya sea por su olor, textura, sabor, color o incluso temperatura. También se la conoce como aversión sensorial a los alimentos. Esto limita mucho la dieta de quien la sufre, causando preocupación en madres y padres.

Se suele dar en momentos en los que se introducen nuevos alimentos a la dieta de los niños, como por ejemplo, en el paso de papillas a sólidos. La aversión sensorial a los alimentos es el rechazo constante de texturas, sabores, olores… con reacciones como las arcadas, muecas, escupir la comida, girar la cabeza al intentar alimentarlos…

Esto produce también que se nieguen a probar alimentos nuevos y, por ende, la fijación en ciertos tipos de comida que no les causa ese rechazo sensorial. Aún así, a menudo estas comidas tienen que ser cocinadas de la misma forma o tienen que ser de la misma marca para que mantengan el mismo olor, color, sabor y textura. Si no, una misma comida que haya sufrido alguno de estos cambios puede provocar aversión sensorial, aunque el cambio no haya sido drástico.

Consecuencias de la selectividad alimentaria

La alimentación es un proceso muy complejo, que implica grandes desafíos para nuestros sentidos, especialmente durante el desarrollo infantil. Durante la infancia, desarrollamos todos nuestros sentidos explorando lo que nos rodea, y las dificultades en esta etapa pueden llegar a causar hipersensibilidad (cuando recibimos la información alterada y generamos una respuesta no adaptativa) y la hiposensibilidad (la dificultad para registrar distintos estímulos ya sean orales o táctiles. Esto se observa, por ejemplo, cuando un niño se mete grandes cantidades de comida en la boca sin darse cuenta de que se está manchando).

Es muy importante acudir a un terapeuta ocupacional si tienes sospechas de que tu hijo tiene selectividad alimentaria para que el especialista pueda determinar cuáles son las mejores estrategias para lidiar con este problema y mejorar su alimentación. De todos modos, a continuación recomendamos pautas que puedes seguir ya que funcionan en la gran mayoría de casos.

Qué hacer en caso de tener un hijo o hija con aversión sensorial a los alimentos

  • Evitar recompensas o castigos: la comida es necesaria para sobrevivir, no se trata de una tarea extraordinaria.
  • El momento de la comida tiene que ser agradable, un momento ameno con la familia donde todos se alimentan juntos. Debemos intentar que se convierta en una experiencia positiva para todos.
  • Sentarse a comer con el niño o la niña. Los niños toman a los adultos de su alrededor como modelos a seguir. Por lo tanto, si ven a sus padres o hermanos mayores comiendo alimentos variados y saludables y disfrutando de ellos, se verán más propensos a darles una oportunidad.
  • Si tu hijo o hija tiene aversión al cambio, introduce el cambio de manera sutil y paulatina, cambiando poco a poco colores y temperaturas. Por último, se empezará a cambiar la textura, lo que dará pie a la introducción de nuevos alimentos en su dieta.
  • No perseguir con la comida. Esto viene relacionado a la necesidad de hacer que la comida sea una experiencia positiva. Es necesario que sea un evento estructurado, con la familia sentada a la mesa compartiendo un momento juntos. Perseguir a un niño con la comida puede hacer que coma un poco más en el momento, pero generará una experiencia negativa que en un futuro se puede reflejar como una aversión mayor a ciertos alimentos.
  • Nunca forzar a comer. De la misma manera que el consejo anterior, esto sólo creará un rechazo hacia la comida al haberle causado una respuesta de “huida o pelea”, relacionando la comida con el displacer.
  • Establecer un tiempo limitado para comer para que siempre sea una actividad que tiene un principio y un fin.
  • Establecer rutinas relativas a cuándo, dónde y qué se comerá.
  • Respetar cuánto quiere comer el niño o la niña. Si ha dejado de tener hambre, obligar a que se termine el plato se convertirá en un momento desagradable que relacionará con la hora de comer.
  • Asegurarse de que el niño o la niña tiene una postura adecuada a la hora de comer con el uso de sillas o sillines y superficies que se ajusten a su altura.
  • Favorecer actividades sensorio-motoras previas al momento de comer para despertar el apetito y regular nuestro nivel de alerta. En este punto es necesario acudir a un terapeuta ocupacional para que pueda establecer recomendaciones personalizadas.
  • Tolerar jugar con la comida, con las manos, mancharse, etc. Para hacerlo recomendamos utilizar un delantal (si es necesario), no limpiar la cara y las manos cada vez que se manche.

Esperamos que esta información te haya sido de gran ayuda. También puede servirte incorporar el momento de la comida como juego con la ayuda de nuestro material Mis recetas con pictogramas.

Un material muy completo para aprender a cocinar de manera sencilla con pictogramas e introducir los alimentos poco a poco, con el que serán capaces de elaborar sencillas recetas de cocina, explicadas paso a paso con instrucciones paso a paso.

Si necesitas saber más, ponte en contacto con nosotros.

TEA en el aula: cómo trabajar con niños con TEA

trabajar con niños TEA en el aula

En el post de hoy, hablamos de TEA en el aula: cómo trabajar con niños con TEA. Y es que trabajar en el desarrollo de un niño o niña con autismo no suele ser una tarea sencilla, ya que, en muchas ocasiones ocurre que cuando el alumno/a va avanzando en edad, los comportamientos desadaptativos y/o disruptivos cambian o aumentan a la vez que se agudizan otros tipos de síntomas.

Por eso, hoy te damos una serie de estrategias que nos allanarán el camino para una dinámica de clase organizada y planificada.

Gestionar los tiempos de trabajo

Un entorno estructurado es muy importante para el correcto funcionamiento de una clase. Al mantener una rutina a la que los niños con TEA se puedan acostumbrar, nos aseguraremos de que el alumno entienda cuándo hay que trabajar y cuándo es tiempo de ocio.

Una vez conozcamos bien a cada niño o niña será más fácil realizar tiempos de trabajo y descanso, ya que podremos fomentar que se hagan las tareas necesarias motivándolo con algo que le guste.

El tema de los descansos es de extrema importancia ya que suelen tener más dificultades para prestar atención durante periodos de tiempo más largos. Por eso, hay que tener en cuenta su necesidad de descansar antes de continuar con más actividades.

Estructurar bien el entorno

Al asignar diferentes espacios a cada tipo de actividad, el alumnado tendrá más facilidad para adaptarse a lo que esté pasando. Cada ambiente tendrá diferentes materiales dependiendo de las tareas que se vayan a desarrollar en cada espacio, con cuidado de no colocar objetos ajenos en los distintos ambientes. Así, comprenderá con mayor facilidad qué se debe hacer en cada espacio.

Al introducir al niño en ambientes nuevos, puede ser buena idea utilizar láminas didácticas o pictogramas, sobre todo los primeros días en los que se interactúe con el espacio.

Inclusión e integración del niño en el aula

La integración de un alumno TEA en el aula empieza con explicarle al resto de sus compañeros qué es el TEA y cómo pueden, entre todos, crear un ambiente de cooperación y de apoyo para su compañero.

Fomentando el trabajo en equipo y la comprensión evitaremos situaciones inesperadas para el resto de los niños y los acostumbraremos a lidiar con ciertos comportamientos sin interrumpir el ritmo de la clase.

Introducir cambios paulatinamente

Con la ayuda de los papás, es conveniente a acostumbrar al niño al cambio desde una edad temprana. Poco a poco, podemos introducir pequeños cambios en la rutina que desemboquen en un gran cambio en el futuro.

Por ejemplo, podemos introducir nuevos juguetes o rutinas en la vida diaria del alumno, para que lentamente se vaya acostumbrando al cambio que se está por producir en un futuro próximo.

Adaptarnos su nivel de desarrollo

Cada niño es diferente, y es de vital importancia hacer una evaluación previa y personal al principio del curso para saber qué aspectos necesitan trabajarse más.

Es posible que alumno TEA no vaya al mismo ritmo que el resto de su clase, por lo que deberemos hacer un seguimiento mucho más profundo y minucioso de su aprendizaje día a día.

Esperamos que estos pequeños tips sobre cómo trabajar TEA en el aula te haya sido de gran ayuda. Si buscas material para trabajar tanto en clase como en casa, puedes encontrarlo en nuestra web, en la categoría autismo.

Si tienes dudas, ponte en contacto con nosotros en https://www.editorialgeu.com/

Reconocer los miedos y fobias en los más pequeños

Reconocer los miedos y fobias niños

En el post de hoy, te hablamos de algo que nos parece bastante complicado, como reconocer los miedos y fobias den los más pequeños de la casa.

El miedo es una emoción normal que puede ayudar y enseñar a los niños a ser más cautos. Lo nuevo asusta e intimida hasta a los adultos nos pasa. Por eso, es normal que durante la infancia generemos este tipo de respuesta hacia estímulos que no conocemos. El papel de los padres en este caso es el de ayudar a los más pequeños a superarlos y a sentirse seguros en su entorno.

¿A qué le suelen tener miedo los niños?

Es muy común para los bebés de 8 meses de edad en adelante sentir ansiedad al encontrarse con caras nuevas, ya que es a esta edad cuando empiezan a reconocer los rostros de las personas; por eso, las caras nuevas les pueden generar miedo. 

Hasta los 3 años de edad, muchos bebés y niños sienten ansiedad cuando tienen que separarse de alguno de sus padres. Entre los 4 y los 6 años, se desarrollan más miedos a cosas “irreales” como monstruos que se imaginan, pudiendo provocar pesadillas nocturnas.

A partir de los 7 años de edad, el tipo de miedo más común es el miedo a peligros de la vida real, como que los vaya a raptar un “hombre malo” o que se puedan encontrar en algún tipo de catástrofe natural, mientras que en la preadolescencia y en la adolescencia se desarrollan miedos sociales como su aspecto, su posición en la sociedad o cambios de escuela/instituto.

¿Miedo o fobia?

Como ya hemos mencionado, los miedos son algo muy común que forma parte del desarrollo psíquico en los más pequeños. Con un poco de ayuda de sus padres, los niños van superando estos miedos de forma natural a medida que va pasando el tiempo.

En muchas ocasiones, las fobias y ansiedades son miedos irracionales y desproporcionados de gran intensidad que pueden repercutir negativamente a nivel personal y familiar.

No hay que confundirlas con miedos comunes como pueden ser los miedos médicos que los niños relacionan con dolor físico, procedimientos médicos desconocidos, inyecciones y un largo etcétera. Normalmente, estos miedos y temores infantiles desaparecen por sí solos sin tratamiento profesional a medida que los niños maduran. Sin embargo, si se desarrolla una fobia necesitará un tratamiento específico ya que no desaparecerá por sí sola.

Consejos para lidiar con miedos y fobias en la infancia

  • Adoptar una actitud comprensiva como adultos, sin llegar a tolerar de manera excesiva caprichos u ofrecer ventajas desmesuradas sólo para hacer que el niño se sienta mejor. Es importante seguir manteniendo una rutina estructurada para no perpetuar el miedo como herramienta para conseguir lo que se quiere.
  • No usar los miedos de los niños como coacción para controlar su comportamiento. Frases como “si no te portas bien, llamo al coco y te lleva” pueden dar resultado en el momento, pero pierden efectividad rápidamente y pueden provocar problemas mayores a largo plazo. En su lugar, recomendamos el refuerzo positivo, que hará que el niño comprenda que portarse bien tiene más ventajas que portarse mal.
  • Relacionado con el consejo anterior, es conveniente entrenar al niño en la valentía, sobre todo en situaciones que le provoquen miedo. Los elogios y ánimos verbales, chocar los cinco y otros tipos de apoyo resaltarán estos comportamientos valerosos y convertirán la experiencia en algo positivo.
  • Modelar el tipo de comportamiento que queremos que tenga nuestro niño. Como adultos, también tenemos miedos y temores. Como ya sabemos, los niños son un espejo de su entorno, por lo que deberemos darles un buen ejemplo y mantener la compostura adecuadamente.
  • Evitar riñas y discusiones si el niño finge, miente o le da una pataleta como estrategia para evitar situaciones temidas. Hay que tener paciencia y, en su lugar, elogiar los comportamientos que queremos que se vuelvan a producir.
  • Mantener la calma cuando el niño muestre síntomas de miedo. Habrá que aportarle seguridad y evitar que se altere más restándole importancia a las manifestaciones de temor, centrándonos en otras cosas.
  • Recurrir al juego y al humor en circunstancias de temor. De esta manera, distraeremos al niño de lo que le atemoriza y podremos conseguir que no asocie sentimientos negativos con la experiencia.
  • Realizar cambios de manera gradual para dar un margen de tiempo que le permita al niño ajustarse a estos cambios.
  • Monitorizar bien la actividad de los niños en internet y el contenido que consumen. Muchas veces, los miedos se adquieren mediante la observación de experiencias atemorizantes, aunque no sean ellos los que las vivan directamente. 

Ante todo, recomendamos que observemos bien a nuestros hijos para poder diferenciar los miedos comunes de las fobias. Para una fobia, estos consejos no servirán de suficiente apoyo y sin ayuda profesional, puede tener repercusiones negativas en el niño y en su entorno, así como en su desarrollo cognitivo.

Esperamos que esta información te haya resultado de gran ayuda. Si necesitas materiales para tratar el miedo en niños, puedes hacer clic directamente en nuestra colección, diseñada para aprender a gestionar el miedo desde pequeños:

Trastorno del espectro autista en niñas: cómo identificarlo

trastorno del espectro autista en niñas

En el post de hoy, hablamos de algunos rasgos de conducta que pueden ayudarte a identificar el trastorno del espectro autista en niñas.

Normalmente y de manera equivocada, cuando hablamos del trastorno del espectro autista (TEA), pensamos en una serie de síntomas y alteraciones de la conducta que dificultan a las personas con autismo relacionarse con otros, comunicarse de manera eficiente, así como intereses peculiares y repetitivos.

Pero no siempre es así, ya que el autismo se presenta de manera muy diferente, pero se pueden llegar a apreciar algunos matices entre niños y niñas.

¿Se da menos el autismo en niñas que en niños?

Este es uno de los primeros mitos que deberíamos desmontar. Siempre se ha dicho que el TEA es mucho más común en niños que en niñas, pero esto no es cierto. La verdad es que el TEA se diagnostica más frecuentemente en niños que en niñas, pero no es porque sea más común. Las niñas, al presentar síntomas diferentes a los niños con autismo, dejan de ser diagnosticadas al presentar habilidades que los niños no presentan. Por eso, los casos “leves” de autismo en niñas pasan a menudo desapercibidos.

El hecho de que normalmente, las niñas tengan más habilidades sociales que los niños y que los instrumentos para la detección del TEA hayan sido diseñados trabajando exclusivamente en niños hace que muchas niñas y mujeres autistas pasen su vida sin ser diagnosticadas, aunque sufran distintas dificultades que el género masculino.

¿Qué diferencias presentan las niñas con TEA y cómo lo detectamos?

Por supuesto, no hablamos de normas rígidas que se cumplan en todos los casos, ya que lo ideal es analizar caso a caso, pero de una manera general, las niñas tienen un mejor desarrollo del lenguaje que los niños, pueden ser más expresivas y utilizar mucho más su lenguaje corporal.

Por otra parte, un indicador del autismo en niñas relacionado con el lenguaje puede ser el mutismo selectivo, que se trata de dejar de hablar en ciertas situaciones o con determinadas personas.

Socialización

Gracias a sus grandes habilidades de “camuflaje” o “masking”, las niñas TEA presentan mayores habilidades sociales cuando, realmente, lo que hacen es imitar a los iguales de su edad. Estos comportamientos y dinámicas los ejecutan de manera mecánica, no espontánea. Con esta máscara social intentan encajar con sus compañeros, aunque no sepan exactamente cómo hacerlo. Con este “camuflaje”, es más difícil detectar este déficit de habilidades sociales en niñas que en niños.

Además, tienden a relacionarse mejor con adultos o con niños más pequeños y su casa es su lugar de confort, por eso son más reacias a salir de esta.

Juego

A primera vista, muestran interés en muñecas y otros juegos típicos de la edad, pero pueden centrarse más en organizar o alinear el juego que en el propósito del juego en sí.

Por otro lado, muchas niñas con TEA muestran interés por la pintura y las manualidades.

Conducta

Hacen menos movimientos repetitivos que los niños o, por lo menos, son más sutiles y por tanto más difíciles de identificar. Algo muy común entre ellas es una gran sensibilidad sensorial. Son más sensibles a la luz y al ruido y les afecta mucho anímicamente.

En segundo lugar, suelen ser mucho más rígidas mentalmente y muy perfeccionistas. Al igual que ocurre en el género masculino, no reaccionan bien al cambio y tienen un proceso de adaptación más lento a estos. Y por lo general, tienen un alta intolerancia a las críticas.

Por último, como ya hemos mencionado, las niñas con TEA tienen dificultad para expresar sus sentimientos, ellas muestran más compasión y otras emociones, dificultando, una vez más, su diagnóstico.

Otras conductas

Las niñas con autismo suelen tener más fobias y problemas de salud mental. Ambientes sociales como puede ser el colegio les genera mucha ansiedad. Cuando están fuera de su ambiente de seguridad, se autocontrolan. Esto hace que lleguen a casa con un cúmulo de emociones insostenible, lo que puede provocar que se muestren más irritables e impulsivas, pudiendo tener rabietas.

Por eso es muy importante conocer estas características y saber identificar los síntomas del autismo tanto en niños como en niñas. Tras una infancia aparentemente normal, una vez llegada la adolescencia y las relaciones sociales más complejas que esta trae, las niñas adolescentes empiezan a mostrar más síntomas que antes eran difíciles de apreciar. Y en muchas ocasiones, no se las diagnostica de autismo, sino que termina diagnosticándose de otros problemas mentales que el autismo termina provocando en ellas.

Esperamos que esta información te haya sido de gran ayuda. Si necesitas encontrar materiales especiales para TEA, puedes entrar en nuestra web haciendo clic en este enlace: Educación especial

Inteligencia Emocional en Niños: la sorpresa

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En el post de hoy, te hablamos de la importancia de trabajar la sorpresa en la inteligencia emocional de los niños. La sorpresa, aunque efímera, es una emoción clave para el desarrollo y el aprendizaje de los niños.

El asombro se convierte rápidamente en otra emoción, negativa o positiva, que dependerá de los sentimientos que cause este estímulo. La sorpresa nos activa y nos hace reaccionar, habilidades esenciales para la supervivencia humana. Pero, ¿por qué es tan importante trabajar con los niños la emoción de la sorpresa?

Motivos para trabajar la sorpresa y el asombro en niños

  1. El asombro provoca curiosidad, lo cual despierta su atención y les hace querer aprender más sobre el entorno que los rodea. Fomenta la exploración de los niños de manera autónoma así como la comunicación de los niños con las personas de su entorno en forma de preguntas para conocer más.
  2. Genera y fortalece vínculos afectivos. Al animar a los niños a hacer preguntas sobre cosas que les asombran o al darles pequeñas sorpresas y cambios inesperados todos los días, hará que os unáis mucho más como familia.
  3. Al enseñarle lo interesante de las sorpresas positivas, llegará un momento en el que los niños empiecen a querer sorprender a sus padres con dibujos o juegos para que ellos también puedan experimentar esa sensación. Esto nutre mucho la mente de los más pequeños y desarrolla partes importantes de la inteligencia emocional.
  4. Mantiene la vida interesante y bonita. Hay que recordar que los niños son niños; necesitan estímulos y diversión para entender que la vida es algo que está para disfrutarla. Expresando nosotros curiosidad también, les transmitiremos el mensaje de que la vida está llena de sorpresas y cosas por aprender.
  5. Al acostumbrarse a las sorpresas y asumir que son parte cotidiana de la vida, los niños aprenderán a gestionar sus emociones negativas y positivas de manera más eficiente y natural, ayudando así a su inteligencia emocional.
  6. Mejora la autoestima. Aparte de los elogios ante actitudes positivas, es muy recomendable sorprender a los niños con actos inesperados que les harán entender que lo están haciendo muy bien.

¿Cómo utilizar la sorpresa para educar en positivo?

Como ya hemos explicado, el asombro y la sorpresa son emociones que ayudan mucho a los niños a gestionar y desarrollar su inteligencia emocional, a la misma vez que los mantienen estimulados día a día, previniendo el aburrimiento.

Aunque todo suena muy bien, hemos de tener cuidado de no provocar una sobrecarga de estímulos, que pueden saturar a los niños. Es importante dejarles tiempo para procesar sus sentimientos, hacer preguntas sobre ellos, pararse a pensar y disfrutar de ellos con tranquilidad. A continuación te explicamos cómo puedes incluir la sorpresa en el día a día de tus hijos:

  • Fomentar la lectura de cuentos e historias fantásticas es una manera fácil y asequible de estimular su imaginación, sobre todo si los animamos a crear sus propios finales para las historias que leen o incluso escribir sus propios cuentos.
  • Se puede aprovechar la curiosidad innata de los niños animándolos a buscar sus propias respuestas a las preguntas que nos hacen, favoreciendo su autonomía y ganas de explorar el mundo.
  • Proporcionar tiempo de juego creativo, libre y sin estructura concreta. Esto funciona muy bien al aire libre, por ejemplo en la playa o en el campo, donde podemos animar a los más pequeños a explorar su entorno, interactuando con objetos en la naturaleza e inventándose su procedencia y uso.

Por último, te dejamos enlace directo a dos de nuestros materiales con los que podrás trabajar la sorpresa en Infantil y Primaria:

Esperamos que esta información te haya sido de gran ayuda. Coméntanos o ponte en contacto con nosotros para resolver cualquier duda.

Etapas del dibujo infantil

etapas del dibujo infantil

En el post de hoy, te hablamos de las distintas etapas del dibujo infantil. Y es que, como sabes, dibujar es una actividad dinámica que involucra la coordinación mediante el tamiz del cerebro de la motricidad (el movimiento de la mano) y la percepción (la vista) con las emociones e ideas que se producen en el cerebro. Esto significa que el dibujo de un niño puede servir como reflejo de lo que está ocurriendo en su desarrollo neurológico, su vista y su habilidad manual.

Las características del dibujo reflejan aspectos de la etapa del neurodesarrollo en la que se encuentre el niño, por lo que mediante el dibujo infantil podemos observar en qué etapa (sensorio-motora, del lenguaje, de la identidad personal) se encuentra el dibujante.

Así, podeos distinguir entre 5 etapas que tienen lugar entre el año y medio de edad hasta los 14 años.

Etapas del dibujo infantil por edades

Etapa del garabateo (18 meses – 4 años)

Estos son los primeros trazos que da un bebé sobre el papel. En un principio son simples movimientos del brazo que crean trazos en direcciones aleatorias. A esta subetapa se le llama garabateo sin control. No dibuja realmente, sino que experimenta sus sensaciones y su habilidad motora mediante el uso de lápices en papel.

Del garabateo desordenado se pasa a la subetapa del garabateo controlado, que cuenta con una mayor coordinación óculo-manual. El niño es más consciente de las huellas que deja al trazar con sus colores el papel y por tanto empieza a utilizar diferentes colores.

Por último, ocurre el garabateo con nombre. El niño es capaz de dibujar con intención y ponerle nombre a sus dibujos, por lo que han dejado de ser un simple movimiento del lápiz contra el papel para convertirse en un movimiento imaginativo.

En el siguiente enlace puedes encontrar packs para trabajar el trazado y los conceptos básicos en esta etapa:

Etapa preesquemática (4 – 7 años)

En esta etapa del dibujo infantil se producen los primeros intentos de representación en los cuales todos los trazos tienen significado. Suelen empezar dibujando personas, casas, árboles, flores y mascotas si las tienen y hacen mucho uso del círculo y la línea.

Los niños ya experimentan con todos los colores para después tomar prioridad con los que más dejan marca, que suelen ser colores vivos y fuertes, correspondan o no al objeto que quieren representar en su dibujo.

Aquí puedes encontrar packs para trabajar el trazado y los conceptos básicos en esta etapa:

Etapa Esquemática (7 – 9 años)

Alrededor de los siete años de edad el repertorio de figuras que pueden dibujar los niños se amplía, incluyendo rombos y otras figuras geométricas, y la mayoría de niños ya dibujan las figuras humanas con todo tipo de detalles y posiciones. Aunque siga siendo un tipo de dibujo infantil, empieza a mostrar más realismo que nos muestra la representación mental que los más pequeños hacen del entorno que los rodea.

Se usan más perspectivas y puntos de vista en esta etapa del dibujo infantil, los objetos dibujados muestran más detalles y elementos diferenciados unos de otros, las figuras dejan de solaparse, aunque las proporciones siguen sin guardarse.

Un aspecto muy característico de esta etapa es la transparencia. Dibujan lo que está oculto, como por ejemplo una persona dentro de un coche o la fruta dentro de la bolsa de la compra.

Etapa del realismo (9 – 12 años)

Esta es la etapa donde los niños empiezan a dibujar con una perspectiva más adulta; tienen en cuenta lo que ven y dibujan imitando lo natural. A esto se le llama realismo visual.

Aquí es cuando muchos niños que a lo mejor tienen menos dotes artísticas se dan cuenta de que no son capaces de representar lo que ven con suficiente fidelidad y pierden interés en el dibujo para centrarse en otras habilidades. Sin embargo, los que sí están interesados en el dibujo son, alrededor de los once años, extremadamente creativos.

Esperamos que toda esta información te haya sido de gran ayuda, si tienes dudas, por favor escríbenos un comentario o ponte en contacto con nosotros, estaremos encantados de poder resolverlas.