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Situaciones de aprendizaje: qué son y cómo trabajarlas

situaciones de aprendizaje

Estos últimos meses nos hemos encontrado con un cambio estructural en el ámbito de la educación gracias a la llegada de la nueva ley de educación española, en la que a partir de ahora, lo que antes conocíamos como competencias clave o básicas, ahora pasan a denominarse situaciones de aprendizaje. 

Pero, ¿Qué son las situaciones de aprendizaje? 

Según la LOMLOE se trata del «conjunto de situaciones y actividades que implican el despliegue, por parte del alumnado de actuaciones asociadas a competencias clave y competencias específicas, y que contribuyen a la adquisición y desarrollo de las mismas”. 

O en otras palabras, deberán ser propuestas y diseñadas por el docente, para que el alumnado aplique sus conocimientos, habilidades y competencias adquiridas a la resolución de problemas de la vida cotidiana. 

En estas nuevas situaciones, se trabajarán competencias clave y específicas en cada una de las áreas educativas que corresponda. 

Características comunes de las situaciones de aprendizaje

Si eres docente, puede que estas nuevas situaciones de aprendizaje te recuerden a lo que antes se conocía como unidades didácticas o proyectos. 

Es cierto, que comparten muchas similitudes, aunque en realidad no es exactamente igual. Su principal diferencia es que estas trabajan sobre un contexto bien definido y se pueden vertebrar en varias unidades. 

Entonces, ¿Qué características deben cumplir?:

  • Fomentar la autonomía junto a un pensamiento crítico. 
  • Poderse adaptar a diferentes ritmos de aprendizaje. 
  • Desarrollar las competencias clave de cada área. 
  • Ser significativas, abiertas y complejas.

Ejemplos de situaciones de aprendizaje

En la etapa Infantil

El docente puede encontrar múltiples situaciones de aprendizaje para aplicar en el aula. Por ejemplo, el objetivo puede ser «La conservación del medioambiente», en la que se persigue que los alumnos adquieran hábitos más sostenibles en el tiempo, enseñándoles a reciclar , reutilizar el agua para regar o reutilizar plásticos en clase para hacer materiales.

Materiales para trabajar en Infantil

Si necesitas más ideas para trabajarlas en Infantil, aquí tienes acceso directo a algunos materiales que pueden ayudarte:

En Primaria

En este caso, podemos empezar a trabajar con ellos el sentido de la responsabilidad, tanto de manera individual como la responsabilidad social. Un ejemplo, al crear una huerta común en el colegio deberán encargarse de regar las plantas, seleccionar previamente las semillas, crear las calles de hortalizas de manera organizada, estar atento para que nadie destroce su trabajo, etc.

Materiales para trabajar en Primaria

Si necesitas más ideas para trabajarlas en Primaria, aquí tienes acceso directo a algunos materiales que pueden ayudarte: 

En secundaria, se podría trabajar temáticas de género, sexualidad o estereotipos de la sociedad, mostrándoles cómo romper con ellos. O por ejemplo también sería buena idea trabajar la tolerancia y el respeto social hacia los demás.

Por último, un ejemplo de situación de aprendizaje en Bachillerato sería sacarles de su zona de confort como estudiante, por ejemplo haciéndoles crear su propio negocio imaginario. 

¿Qué conseguimos? Impulsar el emprendimiento a través del desarrollo de aprendizajes competenciales que permitan al alumnado ampliar y mejorar su propio autoconcepto. 

Esperamos que estas ideas sobre cómo trabajar dependiendo de la etapa en la que se encuentren, te hayan sido de gran ayuda. Si tienes dudas, escríbenos, estaremos encantados de poder ayudarte y aconsejarte.

La aversión sensorial a los alimentos: consejos sobre selectividad alimentaria

aversión a los alimentos en niños

En el post de hoy, hablamos de la aversión sensorial a los alimentos en niños y te damos algunos consejos sobre la selectividad alimentaria.

¿Qué es la selectividad alimentaria?

La selectividad alimentaria es el rechazo a determinados alimentos ya sea por su olor, textura, sabor, color o incluso temperatura. También se la conoce como aversión sensorial a los alimentos. Esto limita mucho la dieta de quien la sufre, causando preocupación en madres y padres.

Se suele dar en momentos en los que se introducen nuevos alimentos a la dieta de los niños, como por ejemplo, en el paso de papillas a sólidos. La aversión sensorial a los alimentos es el rechazo constante de texturas, sabores, olores… con reacciones como las arcadas, muecas, escupir la comida, girar la cabeza al intentar alimentarlos…

Esto produce también que se nieguen a probar alimentos nuevos y, por ende, la fijación en ciertos tipos de comida que no les causa ese rechazo sensorial. Aún así, a menudo estas comidas tienen que ser cocinadas de la misma forma o tienen que ser de la misma marca para que mantengan el mismo olor, color, sabor y textura. Si no, una misma comida que haya sufrido alguno de estos cambios puede provocar aversión sensorial, aunque el cambio no haya sido drástico.

Consecuencias de la selectividad alimentaria

La alimentación es un proceso muy complejo, que implica grandes desafíos para nuestros sentidos, especialmente durante el desarrollo infantil. Durante la infancia, desarrollamos todos nuestros sentidos explorando lo que nos rodea, y las dificultades en esta etapa pueden llegar a causar hipersensibilidad (cuando recibimos la información alterada y generamos una respuesta no adaptativa) y la hiposensibilidad (la dificultad para registrar distintos estímulos ya sean orales o táctiles. Esto se observa, por ejemplo, cuando un niño se mete grandes cantidades de comida en la boca sin darse cuenta de que se está manchando).

Es muy importante acudir a un terapeuta ocupacional si tienes sospechas de que tu hijo tiene selectividad alimentaria para que el especialista pueda determinar cuáles son las mejores estrategias para lidiar con este problema y mejorar su alimentación. De todos modos, a continuación recomendamos pautas que puedes seguir ya que funcionan en la gran mayoría de casos.

Qué hacer en caso de tener un hijo o hija con aversión sensorial a los alimentos

  • Evitar recompensas o castigos: la comida es necesaria para sobrevivir, no se trata de una tarea extraordinaria.
  • El momento de la comida tiene que ser agradable, un momento ameno con la familia donde todos se alimentan juntos. Debemos intentar que se convierta en una experiencia positiva para todos.
  • Sentarse a comer con el niño o la niña. Los niños toman a los adultos de su alrededor como modelos a seguir. Por lo tanto, si ven a sus padres o hermanos mayores comiendo alimentos variados y saludables y disfrutando de ellos, se verán más propensos a darles una oportunidad.
  • Si tu hijo o hija tiene aversión al cambio, introduce el cambio de manera sutil y paulatina, cambiando poco a poco colores y temperaturas. Por último, se empezará a cambiar la textura, lo que dará pie a la introducción de nuevos alimentos en su dieta.
  • No perseguir con la comida. Esto viene relacionado a la necesidad de hacer que la comida sea una experiencia positiva. Es necesario que sea un evento estructurado, con la familia sentada a la mesa compartiendo un momento juntos. Perseguir a un niño con la comida puede hacer que coma un poco más en el momento, pero generará una experiencia negativa que en un futuro se puede reflejar como una aversión mayor a ciertos alimentos.
  • Nunca forzar a comer. De la misma manera que el consejo anterior, esto sólo creará un rechazo hacia la comida al haberle causado una respuesta de “huida o pelea”, relacionando la comida con el displacer.
  • Establecer un tiempo limitado para comer para que siempre sea una actividad que tiene un principio y un fin.
  • Establecer rutinas relativas a cuándo, dónde y qué se comerá.
  • Respetar cuánto quiere comer el niño o la niña. Si ha dejado de tener hambre, obligar a que se termine el plato se convertirá en un momento desagradable que relacionará con la hora de comer.
  • Asegurarse de que el niño o la niña tiene una postura adecuada a la hora de comer con el uso de sillas o sillines y superficies que se ajusten a su altura.
  • Favorecer actividades sensorio-motoras previas al momento de comer para despertar el apetito y regular nuestro nivel de alerta. En este punto es necesario acudir a un terapeuta ocupacional para que pueda establecer recomendaciones personalizadas.
  • Tolerar jugar con la comida, con las manos, mancharse, etc. Para hacerlo recomendamos utilizar un delantal (si es necesario), no limpiar la cara y las manos cada vez que se manche.

Esperamos que esta información te haya sido de gran ayuda. También puede servirte incorporar el momento de la comida como juego con la ayuda de nuestro material Mis recetas con pictogramas.

Un material muy completo para aprender a cocinar de manera sencilla con pictogramas e introducir los alimentos poco a poco, con el que serán capaces de elaborar sencillas recetas de cocina, explicadas paso a paso con instrucciones paso a paso.

Si necesitas saber más, ponte en contacto con nosotros.

Desarrollo moral en los niños: distinguir entre el bien y el mal

desarrollo de la moralidad en niños

En el post de hoy, queremos hablarte sobre el desarrollo moral en los niños. Y es que si no lo sabías, los bebés nacen sin ninguna clase de sentido moral, pero empiezan a formar su moralidad a edades tan tempranas, alrededor de los seis meses.

Es en este momento cuando empiezan a desarrollar la habilidad de distinguir entre lo que está bien y lo que está mal, cualidad humana clave para un correcto desarrollo individual y grupal.

Este sentido moral, precisa de las funciones superiores del encéfalo, de las emociones y la cognición. Implica a amplias redes neuronales y su expresión depende del nivel de desarrollo del lenguaje y de los circuitos neuronales de la sociabilidad.

Por eso, resulta tan complicado su estudio y para facilitarlo, vamos a dividirlo en dos grandes etapas, para poder entenderlo mucho mejor:

La moral en niños de 2-6 años

Para que ocurra un desarrollo moral adecuado en los niños, es de vital importancia que los padres y el resto de su entorno familiar y escolar se involucren con el pequeño, enseñándole valores esenciales que le facilitarán una integración social correcta.

Por eso, es importante conocer las etapas del desarrollo moral desde edades muy tempranas:

  • 2 años: las normas son algo externo al niño, que se guía principalmente por sus impulsos. El sentido del bien y del mal está presente, pero es necesario inculcar el sentido de la justicia y la equidad a edades tempranas para que el niño las interiorice. Conforme se va ampliando su lenguaje, el niño podrá ir haciendo suyas las advertencias de sus padres para poder aprender de sus experiencias.
  • 3 años: se empieza a desarrollar la empatía, pero aún no es capaz de ponerse en el lugar del otro para entender su punto de vista.
  • 4 años: entiende que sus acciones tienen consecuencias y empieza a ser capaz de tomar responsabilidad por ellas, pero sólo si han causado un perjuicio, fuera o no fuese ésta su intención. Por ejemplo, si araña a otro niño y le hace sangre, se sentirá mal, pero si no le hace ningún daño le costará entender por qué está mal arañar. A estas edades sigue siendo complicado apreciar los distintos puntos de vista de una misma situación, por lo que su concepto de la justicia es un trato totalmente igualitario, sin tener en cuenta las distintas circunstancias de cada individuo.
  • 6 años: para niños de esta edad, las reglas tienden a ser absolutas, con la culpa asignada por malos resultados independientemente de las intenciones iniciales.

Moralidad de los 6 a los 12 años

  • 6 años: a esta edad más avanzada, el nivel de desarrollo moral varía de manera mucho más palpable de niño a niño. Por lo general, las normas sociales ya se han interiorizado y la mayoría las acepta y las cumple cuando las establece un adulto con autoridad como puede ser un padre o un profesor. Las decisiones las toman teniendo en cuenta posibles consecuencias, por lo que eligen adoptar conductas que los beneficiarán a ellos mismos, sin tener muy en cuenta a los demás.
  • Desde los 6 a los 10 años: se irán reconociendo las necesidades y deseos de otras personas, aunque sigue siendo el beneficio propio lo que rige su conducta.
  • 10-11 años: empiezan a tener en cuenta muchos más factores externos que afectarán a su conducta, como la presión social por parte de sus compañeros, el deseo de complacer a figuras de autoridad como padres o hermanos mayores. Evitan el castigo y comienzan a tratar a las personas como quieren ser tratados.

Algunos de los materiales que pueden ayudarte en la transición de una etapa a otro son:

  • Aprendo a comportarme: específicamente desarrollado para mejorar la conducta infantil a través de ejercicios con tarjetas que representan las situaciones más conflictivas y comunes que suelen presentarse en los ámbitos social, escolar y familiar. Recomendado para Educación Infantil y TEA.
  • Trabajando habilidades sociales 1: desarrollado por expertos en pedagogía terapéutica para trabajar las habilidades sociales y de convivencia más importantes en la vida diaria y Trabajando habilidades sociales 2.

Esperamos que esta información te haya sido de gran ayuda. Si tienes dudas, por favor ponte en contacto con nosotros.

Contenidos educativos digitales: un buen complemento para la educación

contenidos educativos digitales

En estos tiempos que corren, los contenidos educativos digitales se han convertido en una parte indispensable
de nuestras vidas. Si miramos a nuestro alrededor, el consumo de contenidos digitales se ha
disparado gracias a plataformas como Spotify (para música), Netflix (para series y películas) y otros
muchos ejemplos que podríamos dar.

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