El término anquiloglosia hace referencia al frenillo lingual corto. El frenillo está situado debajo de la lengua y puede tener una apariencia variada según su longitud, su fijación en la lengua y en el suelo de la boca. El tamaño también puede ser un factor variable siendo a veces muy finitos y otras veces más gruesos.
El aspecto más importante a la hora de valorar la presencia de un frenillo de apariencia corta es la funcionalidad. En las consulta de pediatría la pauta es pensar que cuando el niño es muy pequeño, si la longitud y movilidad del frenillo no repercuten en la succión y en la función alimentaria, no se debe hacer nada.
¿Cómo puede repercutir un frenillo corto en edades posteriores? En muchas ocasiones no se ha detectado a tiempo la dificultad ocasionada por frenillos cortos o poco funcionales, y así observamos en consulta de logopedia a niños ya de cierta edad a los que les cuesta emitir ciertos fonemas, como ocurre con el fonema /R/. Esta alteración puede afectar también a la articulación de otros fonemas que implican la movilidad lingual hacia arriba, sobre todo, de la zona del ápice lingual. También al realizar la historia personal del niño las familias comentan que han sido malos comedores, que se han atragantado con frecuencia, y que son niños que invierten mucho tiempo en el proceso de masticación y deglución.
La agilidad lingual permite de manera paralela el poder realizar movimientos linguales adecuados, tanto para los procesos de precisión articulatoria como para los movimientos implicados en la masticación y en la deglución de alimentos. Estos movimientos facilitan el manejo del bolo alimenticio y consiguen la elevación suficiente de la lengua en la parte superior de la boca para desencadenar el reflejo deglutorio. Asimismo, el asentamiento de la lengua en la zona alta de la boca en situación de reposo permite el desarrollo óptimo del crecimiento de la cavidad bucal evitando malos hábitos respiratorios.
Como conclusión recomendamos las siguientes pautas: si observamos un frenillo corto ya desde los primeros meses de vida valoraremos si la succión es correcta en el bebé. Si es así no hará falta realizar ninguna acción. Si en etapas posteriores del desarrollo vemos que posiblemente el frenillo está interfiriendo en destrezas articulatorias o deglutorias habrá que valorar la funcionalidad del mismo; logopedas, profesionales maxilofaciales y ortodoncista pueden trabajar de manera coordinada y realizar la toma de decisiones. A veces con entrenamiento logopédico se consigue mayor movilidad y elasticidad. En otras ocasiones esto no es suficiente y hay que optar por cortar el frenillo. El pediatra podrá intervenir también para recomendar el tipo de intervención a realizar, según la edad del niño. En caso de niños mayores, con cierto grado de autocontrol, la intervención puede ser sencilla, en consulta odontológica, sin tener que implicar intervención con anestesia.
La intervención logopédica, por tanto, puede realizarse antes y después de la intervención según las necesidades del niño.